Los domingos por la tarde es la mayor de mis aficiones
Lo mejor de jugar una liguilla de fútbol con los colegas es lo que viene al acabar el partido: las cervezas de rigor y las patatas bravas. Y si además has ganado a los que iban primeros, ya ni te cuento...

Tenía más hambre que el perro del afilador, que se comía hasta las chispas por comer algo caliente.