viernes, 18 de noviembre de 2005

Me ha pasado lo de Zidane

Lo que me pasó la otra noche es algo muy fuerte. Es algo místico, que me supera un poco. Es algo que me preocupa pero que a la vez me tiene fascinado.

Estaba durmiendo, cuando me desperté de madrugada, de repente. Al principio me extrañó, porque yo siempre duermo de un tirón, casi nunca me despierto en mitad de la noche.

Lo que viene ahora no sé como explicarlo, no se lo he dicho a nadie de mi familia, sólo a una amiga. Pues bien, en ese momento noté que había una presencia familiar en mi habitación. La luz estaba apagada pero yo podía ver perfectamente a una persona, aunque notaba que me costaba mucho moverme.

“¿Quién era esa persona?” me preguntaba mi amiga cuando se lo expliqué. Es muy fuerte, es una persona muy importante que venía desde muy lejos. Pero su identidad me la llevaré conmigo a la tumba. Es algo irracional, todo un enigma. Nadie me creería si lo dijera, seguro que os reiríais de mi. Es alguien que en circunstancias normales jamás podría llegar a ver; ni yo mismo me explico lo que pasó.

La cuestión es que esa persona no movía los labios pero yo escuchaba su voz en mi cerebro. Estuvo hablándome un buen rato. Me dijo que si quería volver a encontrarme a mí mismo después de estos últimos meses tan duros tenía que volver a hacer las pequeñas cosas que me hacían feliz. En ese momento sentí unos deseos enormes de volver a hacer cosas que tenía abandonadas, era una fuerza imparable que me hacía querer seguir sus consejos. Una de de esas cosas era seguir escribiendo en el blog. He sentido ganas de reencontrarme con todo eso.

No sabía si explicar esto, sé que muchos no lo creeréis, pero es una experiencia tan fuerte que es difícil mantenerla en secreto. Creo que es algo que no olvidaré nunca.

Ésta es la cama donde sucedió todo.