viernes, 7 de octubre de 2005

Mi nueva adquisición


Por una cuestión generacional me perdí las bragas de la Chávarri, por despiste mío dejé escapar la camiseta de la boda real, pero...¡ah amigos! los gayumbeles de Torrente me los tenía que agenciar. Cómo reza la leyenda, ¡molan un huevo! Eso sí, incómodos también lo son, un rato.

Y yo me pregunto:
¿Qué pensará una mujer que, después de una noche maravillosa, cuándo ya piensa que ha conocido al hombre de su vida, con quien compartirá todo su sendero vital, que será el padre de sus retoños, a quién amará en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, que jamás la abandonará, que la hará la mujer más feliz del universo, que la hará gozar y disfrutar, que gozoso dará la vida por ella si así fuera o fuese menester, comprueba que, ¡oh cielos!, al deshacerse del pantalón tejano en lo más profundo e intímo de su habitación, no sólo ha tenido el atrevimiento de salir a la calle con un pantalón del pijama debajo, sino que también tiene la osadía de llevar un slip que simula que se le está saliendo un huevo?

Esta noche me los pongo, quizá mañana os cuente.